La evidencia científica ha ayudado a comprender que una amplia gama de animales son seres sintientes. Esto significa que tienen la capacidad de experimentar emociones (estados afectivos) positivos y negativos como placer, alegría, dolor y angustia. Asimismo, un individuo que tenga la capacidad de sentir es porque puede reconocer, aprender, desear y perseguir el placer, y evitar el dolor.
El reconocimiento de la sentencia animal tiene implicaciones para todas las áreas de la interacción entre humanos y animales. Si los animales pueden sentir, como sabemos que muchos pueden, se deben tener en cuenta sus necesidades de bienestar físico y mental. Esto es muy importante con respecto a las leyes, las políticas y el comportamiento de las personas en relación con los animales y su bienestar.
La ciencia nos muestra que muchas especies (no sólo los mamíferos y las aves) son seres sintientes. Los anfibios, reptiles, peces e incluso algunos invertebrados como los crustáceos decápodos (cangrejos, langostas, etc.) y los cefalópodos (pulpos, calamares, etc.) son también seres considerados como capaces de sentir emociones.