26 de mayo de 2019
Discurso del Ministro Andrés Valencia durante la instalación de la Asamblea de Delegados de la OIE
Señores delegados,
Permítanme manifestarles que me llena de satisfacción estar una vez más en esta, la máxima instancia decisoria de la OIE.
Un lugar donde se dan cita delegados de 182 países para discutir los temas de mayor trascendencia para la sanidad animal.
Quisiera felicitar muy especialmente a la Doctora Monique Eloit quien desde 2016 comanda esta organización con firmeza y rigurosidad técnica.
Nos identificamos plenamente con su visión de “Proteger a los animales y preservar nuestro futuro”.
El interés de la OIE por asegurar la salud y el bienestar de los animales y a la vez garantizar la inocuidad de los alimentos derivados de ellos, son vitales para consolidar la sostenibilidad de la actividad pecuaria y la seguridad alimentaria de nuestro planeta.
Hace más de una década tuve ocasión de venir a este mismo recinto. En ese momento representé a mi país como gerente general del Instituto Colombiano Agropecuario (ICA), que es la autoridad encargada por la vigilancia sanitaria en el eslabón primario de la producción agropecuaria.
Y tuve el honor de ser el emisario de una maravillosa noticia para la industria ganadera colombiana: el otorgamiento del estatus sanitario como país libre de fiebre aftosa con vacunación. Se trataba en ese entonces del logro de un resultado que por algo más de una década había buscado de manera decidida el país.
Desafortunadamente, a finales de 2017, la actividad ganadera colombiana se vio afectada por el rebrote de la enfermedad con enormes repercusiones económicas en el hato ganadero. El manejo del control de la enfermedad a espaldas de los ganaderos es quizás el principal responsable del resurgimiento de la aftosa en Colombia.
Y en septiembre de 2018, a mi llegada al Ministerio de Agricultura enfrentamos la presencia de la enfermedad en tres regiones de Colombia porque las acciones de control a los focos aplicadas un año atrás no habían sido efectivas.
Una enfermedad que hasta hace muy poco había sido erradicada con vacunación, por varios meses se cernió implacable sobre la ganadería colombiana. Cuál no sería mi frustración porque siendo ministro de Agricultura, nuestra nación haya sido objeto de la pérdida de esa condición.
Pero como la vida es un constante reto y el destino no es fortuito, hoy vengo con la misión de presentarles las acciones que hemos emprendido para recuperar el estatus sanitario para nuestro país.
En estos momentos tan difíciles, la OIE ha sido inmensamente solidaria con Colombia. Se trata de un gesto que apreciamos enormemente. Aprovecho además este escenario para reiterar la preocupación que debe asistir al mundo entero ante la amenaza del comercio irregular de animales. Y mucho más sobre los riesgos inherentes al flujo que se genera desde naciones con precario o nulo control sanitario. En dichas latitudes ha dejado de ser una prioridad el control oficial y la inocuidad de los alimentos que consumen sus propios ciudadanos.
Quisiera llamar la atención no sólo de los delegados suramericanos sino del mundo entero para que en esta asamblea se discuta con profundidad el caso de Venezuela. Y no solamente eso. La OIE debe exigirle transparencia a las autoridades sanitarias de ese país y poner a Venezuela en la lista de países que tienen presencia de fiebre aftosa en su hato ganadero. Todos, absolutamente todos los países, miembros de esta organización deben cumplir con las normas del Código.
El control de los recientes brotes de aftosa le ha costado a Colombia cerca de 53 millones de dólares. En esta cifra incluimos además de los ciclos de vacunación y revacunación, la atención a los focos de la enfermedad y el sacrifico de más de 2 mil animales. Sumado a lo anterior se encuentran los menores ingresos por exportación que ascienden a 50 millones de dólares.
Las diferentes acciones emprendidas para combatir los focos de aftosa han tenido en cuenta las directrices de la OIE.
También como país hemos contado con la asesoría de PANAFTOSA. Gracias a ello contuvimos la emergencia sanitaria erradicando los brotes en noviembre del 2018.
Por su parte, entre enero y febrero de este año aplicamos un ciclo de revacunación a más de 6 millones de animales ubicados en las zonas de riesgo.
Y en la actualidad y hasta finales de junio, avanzamos con el primer ciclo de vacunación de 2019 que tendrá efectos sobre la totalidad del hato ganadero colombiano, compuesto por algo más de 26 millones de cabezas.
A la par de estas acciones de inmunización, hemos desplegado otras estrategias de inspección, vigilancia y control en la frontera con Venezuela, como son:
- La instalación de 84 puestos de control con acompañamiento de la Policía Fiscal y Aduanera POLFA.
- La realización de estudios de inmunidad, de circulación viral y medidas de vigilancia previa a las movilizaciones originadas desde la frontera.
- La identificación de poblaciones animales y el fortalecimiento de las oficinas locales del servicio veterinario, entre otras.
La articulación y el trabajo conjunto de la mano de los ganaderos colombianos y las instituciones que los agrupan, han sido fundamental para la implementación de todas estas estrategias. Los productores están convencidos de que este es el camino en la lucha frontal contra la enfermedad y hoy continúan apoyando las acciones sanitarias emprendidas por el gobierno.
Por eso, quiero hacer un reconocimiento a la acción colectiva que se realiza a través del Fondo Nacional del Ganado, la Federación Nacional de Ganaderos FEDEGÁN y los Comités de Ganaderos.
Gracias a este trabajo concertado, articulado y coordinado entre el sector público y el privado Colombia avanzará en la recuperación del estatus y de los mercados que se perdieron por los errores del pasado.
Hoy, el ganado en pie colombiano se exporta a cinco mercados internacionales. Y nuestra carne llega a 20 mercados internacionales y adelantamos proceso de apertura en 3 más, incluyendo China.
Resultado del empeño de gobierno y sector ganadero, en febrero de 2019, tan sólo 3 y medio meses después del cierre, logramos levantar la restricción a las exportaciones de carne colombiana hacia Rusia. Queremos agradecerles de manera especial al servicio veterinario ruso por la reapertura de su mercado, pues es el reflejo de que hicimos un trabajo serio de erradicación.
Como resultado, a pesar de los brotes de aftosa de 2017 y 2018, las exportaciones de carne bovina han registrado un importante crecimiento pasando de 9.700 toneladas en 2016 a cerca de 18.500 toneladas en 2018.
Valga señalar a los delegados aquí presentes que la OIE ha definido lineamientos para el manejo y mitigación de riesgos, los cuales desafortunadamente no siempre son tenidos en cuenta. Hace un año nos mostraban en este mismo recinto, cifras que hacían evidente la desconfianza que existe entre países exportadores e importadores por la percepción de que unos y otros no cumplen con los estándares de transparencia y de las directrices de la OIE.
Su aplicación permitiría restablecer el comercio de carne colombiana garantizando el cumplimiento de los más estrictos estándares sanitarios y de inocuidad de alimentos.
En junio presentaremos ante la organización, el expediente que contiene la aplicación de todas las medidas aplicadas. Con ello, esperamos recuperar la condición de país libre de fiebre aftosa por vacunación.
El control de las enfermedades, la protección de la salud, el bienestar de los animales e inocuidad de los productos alimenticios obtenidos, son parte fundamental de los componentes para el desarrollo de las políticas de este gobierno. En nuestra hoja de ruta de nuestro gobierno hemos reiterado este interés y hemos establecido medidas específicas para fortalecer a nuestra autoridad sanitaria a través de las siguientes medidas:
En primer lugar, estamos trabajando por el mantenimiento y ampliación de las áreas libres de plagas y enfermedades. Al igual que con los ganaderos, hemos puesto en marcha las acciones de contención de estas enfermedades de la mano de los mismos productores.
Son prioridades de acción la brucelosis, la enfermedad de Newcastle y la peste porcina clásica. Creemos que tener buenos sistemas de trazabilidad no es un lujo sino una necesidad imperativa para mandar mensajes claros de inocuidad e incrementar el control de enfermedades.
Finalmente, trabajamos por la educación y comunicación a la opinión pública respecto de los riesgos sanitarios. Pero además de las estrategias ya descritas, estamos convencidos de la importancia de la cooperación a nivel internacional precursora de la acción trasnacional.
En este sentido el acompañamiento de organismos regionales e internacionales como la OIE resulta vital y debe enfocarse, insisto, a reducir la incertidumbre respecto del estatus sanitario de Venezuela.
No quisiera terminar sin referirme al bienestar animal y a la posible inclusión de estándares en el Código sobre la materia para las aves ponedoras. Colombia no acompañará la inclusión de dichos estándares si estos llegaren a significar la prohibición específica de un sistema de producción, pues las consecuencias para la seguridad alimentaria y el acceso a la proteína más económica del mercado podrían ponerse en riesgo.
Actualmente Europa y Asia están siendo sacudidas por la presencia de la Peste Porcina Africana, una enfermedad altamente contagiosa, con niveles de mortalidad y morbilidad próximos al 100%.
Se estima que hasta el momento más de 90.000 animales han sido sacrificados. Hecho que podría clasificarse como una grave amenaza para la industria porcina en todo el mundo.
Esto nos demuestra la necesidad de articular acciones y brindar apoyo técnico a todos aquellos países convencidos de las bondades inherentes a la mejora de las condiciones sanitarias y al fortalecimiento de las medidas de protección.
En este sentido, hoy día hemos suscrito un convenio con la OIE orientado a fortalecer acciones de vigilancia sanitaria en frontera, la prevención del ingreso de la peste porcina africana, el análisis y diagnóstico de nuestro sector acuícola y la resistencia antimicrobiana.
Para finalizar, reitero nuestra invitación a trabajar mancomunadamente por la sanidad animal.
Muchas gracias.