El color verde aparece en diversas tonalidades. La ciénaga al fondo, con ese aire pesado que se parece al tiempo. Nos invitan a pasar a su hogar, que a su vez es el sitio de las reuniones. Sin embargo, no parece que nos abrieran la puerta de una casa, sino de una cabaña en medio del bosque.
Estamos en la vereda La Chamarra. Nos recibe el mayor Orlando, camina con su bastón de mando y su cargador de agua elaborado con bejuco. Él representa al Cabildo Menor de La Chamarra, ubicado en San Pelayo, donde hay 150 familias del pueblo indígena Sinú.
“Nosotros venimos del monte. Antes habitábamos todos los indios por aquí, por el Sinú —que lo tenemos a nuestras espaldas—, pero con el tiempo nos fueron desplazando. Algunos se corrieron para San Andrés, otros para otras partes. Poco a poco nos fuimos civilizando”, dice el mayor.
En el tono con que dice “civilización” hay desconfianza, es como si la palabra significara todo lo contrario a lo que manda la Real Academia.
Para esta comunidad, la civilización ha significado destierro, semillas transgénicas, plástico que rompe el ritmo natural de la selva y que ellos intentan equilibrar con una agricultura étnica y comunitaria. Por eso siembran en comunidad: hortalizas, yuca, ñame, maíz, arroz, plátano, berenjena, ají. Además, pescan, porque, como dice el mayor,
“los indios históricamente hemos sido pescadores”.
El Cabildo Menor de La Chamarra ha significado un reto para los funcionarios del Instituto Colombiano Agropecuario (ICA), pero sobre todo ha representado muchos aprendizajes.
Nosotros venimos aquí y es un intercambio, porque, por supuesto, mantenemos toda la rigurosidad y las capacidades técnicas, pero también estamos dispuestos a escuchar. Esta es una comunidad priorizada por nosotros, y estamos conscientes de la importancia que tienen porque, con su economía campesina, promueven la seguridad alimentaria.
El mayor Orlando dice:
“El acompañamiento del ICA ha sido excelente. Nos han explicado qué debemos usar para fumigar las cosechas, cómo sembrar, cómo debemos actuar. Estamos muy agradecidos por la enseñanza que nos han traído. Eso nos ha servido también para tener dinero, y eso es muy bueno. Además, nos ayudan a que nuestros hijos, a pesar de la tecnología, aprendan las costumbres de nuestros antepasados, aplicando métodos modernos pero con el mismo respeto por la naturaleza.”
Alicia Pacheco Ochoa mira como si estuviera descubriendo cosas. La veo, una mujer hecha con alguna sustancia cosechada en el campo. Es la secretaria del Cabildo de La Chamarra y la presidenta de la Asociación de Campesinos, Productores y Pescadores. En el fondo de su casa tiene una mesa en la que parece que alguien hubiera reunido todos los colores, allí reposan toda clase de frutos.
El COVID los unió más como comunidad, y tuvieron claro que tenían que rescatar la medicina ancestral y, además, seguir sembrando en colectivo. Así iniciaron una pequeña revolución del campo, de la etnia, de la vida.
En un terreno colectivo, donde a cada quien le corresponde un pedazo de tierra, siembran en su espacio y van llevando la cosecha a la casa de Carmen, donde hacen trueques y venden los productos, y luego cada quien toma su ganancia.
Entre los productos cultivados están el ají, la berenjena, el pepino y
el maracuyá. Por ejemplo, una compañera tiene una mata de maracuyá en su casa, y cuando ya no le cabe más, me vende lo que le sobra. Yo les estoy proponiendo a las compañeras que cada una siembre su mática de aromáticas, porque también producimos terapias respiratorias, con limón, romero y eucalipto. Sirve cuando uno está con mucha estornudadera o a punto de dar gripa.
Carmen dice que:
“El apoyo del Instituto Colombiano Agropecuario (ICA) es bueno. Nos han enseñado a hacer productos orgánicos y eso nos ha ayudado mucho a ahorrar dinero y a mejorar nuestras prácticas. Ha sido un gran apoyo para seguir soñando en que podamos avanzar. Para mí, nuestra asociación es verde y el ICA es azul, porque, como el cielo, nos cubre a todos (...) Nuestra asociación sin duda es verde y el ICA es azul porque como el cielo nos cubre a todos.”
