Gabriel tiene 22 años y un sueño tan grande como los arándanos que cultiva en Santa Sofía, Boyacá: quedarse en el campo, hacerlo florecer y construir su futuro desde la tierra que lo vio nacer.
Su historia es la de muchos jóvenes que, con disciplina y amor, demuestran que el campo no solo alimenta: también brinda tranquilidad, valores y esperanza
Historias como la de Gabriel son el corazón de la Reforma Agraria: una Colombia donde la tierra se trabaja con dignidad y el futuro germina en manos jóvenes.