Este proceso educativo se extiende más allá de las aulas, involucrando a las familias y a la comunidad en general, creando un sentido de responsabilidad colectiva. La idea es que tanto niños como adultos comprendan que la protección del medio ambiente no es solo una tarea individual, sino un compromiso compartido que trasciende generaciones.
A través de este enfoque, Guardianes del Campo está sembrando las bases para un futuro más sostenible y consciente en San Andrés, Providencia y Santa Catalina. Los niños que forman parte de este programa están aprendiendo no solo a valorar el entorno natural, sino también a tomar decisiones que favorezcan la conservación y el bienestar de la comunidad y del planeta en general.
Este proyecto no solo busca sembrar conocimientos, sino también cultivar una mentalidad de respeto hacia la naturaleza, empoderando a los más jóvenes como actores claves en la preservación de su hogar y el futuro de sus islas. Guardianes del Campo está construyendo un legado de cuidado ambiental que, sin duda, dejará una huella duradera en las generaciones venideras.