Ica continúa certificando en BPM

Buenas Prácticas de Manufactura, una herramienta para la competitividad

El equipo de Agroz S.A y del ICA, durante la entrega de la certificación en BPM a la empresa. En la foto, Jorge Mojica, Gerente General de Agroz S.A. (segudo izquierda a derecha) y McAllister Tafur, Director Técnico de Inocuidad e Insumos Agropecuarios del ICA (quinto izquierda a derecha).
Desde el año 2003 el ICA viene otorgando la certificación en Buenas Prácticas de Manufactura BPM a las empresas productoras del sector farmacéutico veterinario, un requisito que no solo garantiza la calidad de sus productos, sino que también allana el camino para la conquista de mercados nacionales y extranjeros.


Bogotá, septiembre 7 de 2011. “El ICA, tomando como fundamento su visión institucional, ha dirigido sus esfuerzos a ser el socio estratégico del agro colombiano y ayudar a las empresas nacionales a que sean cada vez más competitivas”, señaló McAllister Tafur, Director Técnico de Inocuidad e Insumos Veterinarios del Instituto Colombiano Agropecuario, ICA, en la entrega de la tercera recertificación en Buenas Prácticas de Manufactura BPM a la planta de medicamentos veterinarios de Agroz S.A., el pasado 22 de agosto.
 
De conformidad con lo establecido en el Informe 32° de la Organización Mundial de la Salud OMS, las BPM son normas, procesos y procedimientos de carácter técnico que aseguran la calidad de los medicamentos, biológicos y demás preparaciones farmacéuticas. Para Jorge Ramiro Mojica Hernández, Gerente General de Agroz S.A., las BPM son, en definitiva, “una metodología adoptada por la compañía que le ha permitido ganarse la confianza de los clientes”.
 
La norma nacional que incorpora las BPM es la Resolución ICA 1056 de 1996, que en su artículo 7° establece: “los laboratorios o plantas dedicados a la producción de insumos pecuarios deben ajustarse a las Buenas Prácticas de Manufactura o a las normas técnicas de fabricación”.
 
En el año 2003 el ICA entregó las primeras certificaciones. Sin embargo, para llegar a este punto fue necesario cambiar la mentalidad de las empresas, buscando que implementaran juiciosamente las BPM, pues muchas las consideraban un requisito innecesario para la comercialización de sus productos. Mojica Hernández señala: “se pensaría que adoptar las Buenas Prácticas de Manufactura implica una inversión extra e inútil de tiempos y recursos, pero pronto esa inversión cobra todo su sentido cuando se ve reflejada en un ahorro importante de dinero”.
 
Así lo han venido entendiendo las empresas, pues “la certificación en BPM facilita la aceptación del producto tanto en el mercado nacional como en el mercado internacional”, señala Adalid Fontalvo, profesional de la Dirección Técnica de Inocuidad e Insumos Veterinarios del ICA. Y agrega que los productos colombianos gozan de creciente reconocimiento en el exterior gracias, entre otras razones, al sello de BPM que otorga el ICA.
 
La certificación en BPM garantiza que el producto ha sido fabricado bajo los más exigentes estándares de calidad y seguridad para el trabajador, el consumidor y el medio ambiente, criterios que cobran cada vez mayor vigencia a nivel mundial. Es un método de trabajo seguro que elimina errores y confusiones.
 
Según datos del Instituto, a la fecha han sido certificadas más 95% de las empresas productoras de medicamentos veterinarios. Cada certificación tiene una vigencia de dos años, al cabo de los cuales la empresa debe volver a certificarse. Sin embargo, en este lapso, la empresa está sujeta al seguimiento por parte de los auditores oficiales.
 
 

Comparte esta entrada en: