Se han descrito en cerdos adultos la forma aguda, subaguda y crónica de la enfermedad. Además, existe una forma trasplacentaria que puede dar lugar a diversas afecciones fetales y neonatales e infecciones congénitas persistentes.
 
¿Cómo es la forma clínica aguda?
 
Se caracteriza por una alta morbilidad y la muerte de los animales de entre 10 y 20 días de edad. La mortalidad posterior dependerá de la virulencia de la cepa y del estado inmunitario del animal (vacunados o no) pudiendo variar entre un 30–40 por ciento a un 90–100 por ciento de mortalidad. Las primeras fases de la enfermedad se caracterizan por fiebre alta (hasta 42ºC), disminución del apetito y abatimiento general.
 
Este cuadro es seguido de temblores y hacinamiento (cuando están en libertad), posteriormente aparecerán descargas conjuntivales e hiperemia cutánea (aumento localizado de la presión sanguínea) que afecta fundamentalmente, a orejas y bajo vientre.

Si el animal camina, lo hace de manera ondulante con cruzamiento de las patas posteriores.


 
 
Animales afectados por PPC
 
 
Cianosis de la piel
 
 
Pústulas en las tonsilas                          
        
 
Riñón con hemorragias Petequiales
 
Ulceras Botonosas en Intestino
Grueso       
 
Congestión Cerebral
 
 
¿Cómo es la forma clínica subaguda?
 
Se caracteriza por una situación clínica y anatomopatológica similar a la descrita anteriormente, pero con menor severidad. En esta forma clínica, la mortalidad generalmente, no suele superar el 30 por ciento de los susceptibles.
 
¿Cómo es la forma clínica crónica?
 
Generalmente, los animales sobreviven más de 30 días después de la infección, pudiendo degenerar algunos en animales portadores. Se caracteriza por períodos intermitentes de fiebre con viremia, retrasos en el crecimiento o índices de conversión, tos y diarreas intermitentes. Las lesiones encontradas no presentan una clara evidencia de formas hemorrágicas, aunque pueden estar afectados algunos órganos como los ganglios, y se observa atrofia generalizada del tejido linfoide.
 
¿Cómo es la forma trasplacentaria y congénita persistente?

Es una forma muy importante de esta enfermedad sobre todo en cuanto a su erradicación. Al igual que en otros pestivirus, el virus de la PPC también atraviesa fácilmente la placenta pudiendo producir lesiones trasplacentarias sin que aparezca otro tipo de signos, ni en el animal ni en la explotación.
 
Estas formas son características de infecciones por cepas de baja virulencia en animales gestantes o por cepas de alta o moderada virulencia en gestantes vacunadas.