El cultivo de cacao en el departamento de Santander representa la principal actividad económica de unas 12.000 familias campesinas, radicadas a lo largo y ancho de la montaña Santandereana, que con su capacidad laboral y especial dedicación cultivan alrededor de 50.000 hectáreas de cacao y producen el 48% del grano producido en el país.
Como región agroecológica, Santander cuenta con condiciones ideales de suelo y clima para la producción del cultivo, pero lo difícil ha sido mantener las plantaciones en condiciones adecuadas de productividad, porque los productores no hacen uso eficiente de la oferta tecnológica vigente y en consecuencia muchas plantaciones de cacao, aun siendo nuevas, se tornan improductivas en el corto plazo. Actualmente, alrededor de 35.000 hectáreas de cacao ameritan su intervención en términos de rehabilitación o renovación, por razones relacionadas con la edad, deficiencias agronómicas, problemas fitosanitarios y calidad genética de los materiales utilizados.
Las diferentes instituciones y organizaciones relacionadas con este sector se preguntan por qué los grandes esfuerzos que se realizan, no se ven reflejados en resultados satisfactorios, especialmente en aspectos relacionados con incrementos en la producción y control de Monilia. El ICA Seccional Santander, tratando de indagar un poco sobre este tema, aplicó una encuesta deductiva y contextualizada a 982 productores ubicados en 11 municipios de reconocida importancia cacaotera, contemplando variables como conocimiento de los síntomas de la Monilia, control de la enfermedad, conocimiento de su manejo, factores que limitan el control fitosanitario y tenencia del predio, entre otros. De acuerdo con el análisis de la información se destacaron los siguientes resultados:
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Solo el 12% del promedio de los productores encuestados realiza el control de Monilia en forma adecuada, siendo los municipios de San Vicente de Chucuri y Landázuri los que ejercen la mayor adopción de prácticas culturales de manejo, con un 17 % de los productores cada municipio.
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El 26% del promedio de la población objetivo desconoce los síntomas de la Moniliasis. El mayor grado de desconocimiento se da en los municipios de Vélez, donde el 50 %, de los productores no identifican los síntomas típicos de la enfermedad, seguido de Lebrija con el 49%, San Vicente de Chucuri el 28% , Landázuri el 26% y El Carmen con el 18.4% . Muchos agricultores reconocen la Monilia solo hasta cuando el hongo ha esporulado.
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Uno de los factores que más limita la adopción del manejo de la Monilia es el económico. El 37.6% de los productores encuestados consideran que sus dificultades económicas no les permiten realizar el manejo fitosanitario. Se resalta que los municipios donde es más incidente este factor son Landázuri, (50,19 %), Santa Helena (82,22%), Lebrija (46,19 %) y Betulia (51,43 %).
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El segundo factor más limitante es “déficit de mano de obra”. El 29% del promedio departamental de encuestados aducen que no hay disponibilidad suficiente de mano de obra en la regiones, siendo de mayor importancia en los municipios de El Playón (43,7 %), Bucaramanga (43,2 %), Vélez (38,4%) y Rionegro (38,29%).
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Tenencia de la Tierra. Es de destacar que en promedio el 17,6 % de los predios se encuentran explotados bajo la modalidad de contrato de aparcería, siendo los municipios, San Vicente de Chucuri (31%), El Carmen (25%), Simacota (30%), y Lebrija (25%), los que tienen mayor tendencia a dejar sus predios bajo esta modalidad.
 En Santander se ha venido trabajando en campañas de Monilia desde el año 2004 y 10 años después encontramos que solo un 12% de los productores de cacao realizan de manera correcta el control de la enfermedad. Lo anterior reafirma la necesidad de continuar recalcando a través de campañas fitosanitarias sobre aspectos de reconocimiento y manejo integrado de la enfermedad.
El sistema de aparcería resulta de importancia mayúscula si se considera que en los municipios de El Carmen y San Vicente de Chucuri, que aportan un 60% a la producción departamental, es en donde más se delega la administración de las fincas bajo esta modalidad y que en estos acuerdos jamás se tiene en cuenta el manejo fitosanitario del cultivo. Se requiere crear conciencia entre productores y aparceros de la importancia de pactar acuerdos entorno al manejo de la problemática fitosanitaria.
Por último se hace necesario crear una estrategia de acercamiento entre productores y el sector financiero para que se socialice todo lo relacionado con el servicio de créditos para este cultivo. Hay que recordar que para que el control fitosanitario sea exitoso se requiere que los cultivos se encuentren bien podados y con sombríos regulados, lo cual genera costos importantes
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